viernes, 11 de febrero de 2011

Contra la Selectividad, II.

Continuando con nuestro repaso al debate sobre la Selectividad, en conexión con la memoria democrática y del movimiento estudiantil, vamos a centrarnos hoy en el campo de la prensa y las revistas del tardofranquismo, en las que también tuvo un fuerte eco esta polémica sobre las restricciones del acceso a los estudios universitarios. En la revista Triunfo, que se destacó en los últimos años de franquismo por su apertura informativa y crítica, apareció un amplio debate sobre el tema. En su número 602 (13/4/1974) se dedicó un especial titulado "El debate de la Selectividad". En su introducción, se afirmaba que  el número de cartas recibidas en la Redacción era probablemente "el más elevado de las que han podido producir cualquier otro concreto". Dentro de dicho número especial, el filósofo Carlos París escribía un artículo titulado "¿Universidad de minorías o Universidad abierta?" En él se denunciaba las connotaciones elitistas del término "masificación", que asociaba lo bueno como patrimonio de pocos (como algo que se degrada cuando se extiende) .Señalaba también que el tamaño de la población universitaria del momento era de 484 por 100 mil habitantes, inferior a países como Grecia, Yugoslavia, Argentina o Uruguay. En España había llegado con cierto retraso, como muchas otras cosas en esa época, la "revolución cultural" que, en el contexto internacional, pretendía convertir la enseñanza secundaria en una institución general, no elitista. Una transformación que también comenzaba a llegar a la Universidad española, fruto de la explosión demográfica de los años 60, y que el Gobierno franquista no supo proveer de los recursos necesarios. Frente a ello, el Ministerio actuaba con precipitación, limitando el acceso y sin consultar a los agentes educativos.
A la redacción de Triunfo continuaron llegadon escritos, y en el número 608 (25/5/1974) aparecía una selección de algunos de ellos bajo el título "Contra la Selectividad universal". Así, las alumnas del Instituto femenino de Castellón de La Plana exponían en su carta que "no entendemos que estando vigente una Ley (LGE) que trataba de encontrar nuevos cauces que evitasen los exámenes (evaluación continua, criterios según actitud, fichas, etc.), ahora se nos exija un examen de acceso a los estudios universitarios". Otros estudiantes señalaban la gravedad de añadir a la "selectividad económica" otra barrera de acceso: "¿Para qué queremos más selección? ¿Para lograr élites dentro de las élites?". También se denuncia la depreciación que esta prueba producía en el Curso de Orientación Universitaria, que quedaba así en tierra de nadie, sin verdadera utilidad como orientación o acceso a la Universidad, convertido en un mero trámite que alargaba el acceso a los estudios universitarios. Frente a esto, se proponía, entre otras medidas, una mayor interrelación entre los distintos niveles educativos, así como la participación de los estudiantes en los claustros (y las decisiones ministeriales).

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