miércoles, 4 de mayo de 2011

Cómic y Filosofía

Están apareciendo un buen número de interesantes cómics-libros, algunos con un contenido que los hace atractivos para su utilización en el aula. Intentaremos ir comentando algunos de ellos:  Maus (de Art Spiegelman) , Todo Paracuellos (de Carlos Giméne), El arte de volar (de Kim y Altarriba)... 
Hoy me gustaría comentaros el cómic ¡Puta Guerra! (1914-1919), de J. Tardi y J. P. Verney (Barcelona, Norma Editorial, 2010). En él se describe la Primera Guerra Mundial a través del relato y las imágenes de los soldados del frente francés: el horror de las trincheras, el cañoneo incesante, la carnicería... Un relato entremezclado con fragmentos de discursos de obispos, generales y presidentes de la República sobre el valor "purificador" de la guerra. Aquí tenéis algunos ejemplos:
"Creo que estos acontecimientos son muy afortunados, los llevo esperando hace cuarenta años. Francia se rehace, y en mi opinión, no podría rehacerse sino mediante la guerra, que la purifica".
                 Alfred Baudrillart (Obispo), en Le Matin, 16 de agosto de 1914.

"Es una de las sorpresas de esta guerra, y una de sus maravillas, el papel resplandeciente que juega la poesía"
               Paul Bourget (¿poeta?)en L'Echo de Paris, 20 de junio de 1915.

"La mejor manera de vencer al enemigo es, en principio, matarlos. Conviene insistir en estas verdades elementales, que son la evidencia misma, ahora que las sensaciones son recientes. Después de la victoria sería demasiado tarde".
              General Cherfils, en L'Echo de Paris, abril de 1915.

El protagonista del relato describe el miedo en las trincheras, los gendarmes rematando a los soldados rezagados y agotados: "Y es que hacía falta mucha carne humana para satisfacer el apetito insaciable de nuestros amos". Su marcado tono antibelicista pretende crear la impresión que recibían los soldados, "sumidos en aquellas monótonas carnicerías de ataque tras ataque por un palmo de terreno, entre barrizales y alambradas, entre cadáveres y ratas, perdidos en la vorágine en la que los nombres de las grandes ofensivas se confundían unos con otros, por sus sangrientos resultados".
Describe también el papel de las mujeres en la retaguardia: "Las que, por un salario miserable, corrían a la fábrica a trabajar... Mano de obra abundante, dócil y más rápida que la de los hombres... Tu hombre necesita fusiles, gases, aeroplanos: ¡Al tajo! ¡Y ojo con las manos seccionadas por las máquinas! Al final de la guerra lo dejará porque hay que dejar sitio a los hombres que vuelven de las trincheras. ¡No tienes derecho a voto, así que a callar y para casa! ¡A fabricar niños, ahora que ya has fabricado armas para matar!"
En ¡Puta Guerra! se muestra el vocabulario de las trincheras, donde al alambre de espino se le denominaba corde à ligne (cuerda de tender) o al soldado del frente, P.C.D.F. (Pauvre Con Du Front). Se menciona también la canción de Craonne, una canción antibélica escrita en 1917 por los soldados franceses amotinados tras la ofensiva del Chemin des Dames: el 16 de abril de 1917, a las 6 de la mañana el general Nivelle mandó una vez más a sus tropas, romper el frente alemán entre Soissons y Reims, exactamente en el llamado Camino de las Damas. Se trataba de una tarea abocada al fracaso según los propios soldados que llevaban ya tres años cruentos de trincheras. Hartos de ser carne de cañón en una guerra dirigida desde los despachos, las tropas se rebelaron y se declararon en huelga.

Esta guerra inmunda
Es en Craonne sobre la meseta
Donde nos agujerean la piel
Porque todos somos condenados
Somos los sacrificados.
Al cabo de ocho días, cuando se termina el descanso,
Retomamos las trincheras,
Nuestro lugar es tan necesario
Que sin nosotros la fastidiarían (prendre la pile)
Pero se terminó, estamos hartos
Nadie quiere seguir caminando
Y con el corazón en un puño, como en un sollozo
Decimos adiós a los civiles (civ’lots)
Aún que sea sin tambores y sin trompetas
Nos subimos agachando la cabeza.

[estribillo]
Ocho días de trinchera, ocho días de sufrimiento
Y sin embargo guardamos la esperanza
De que esta noche vendrá el relevo
Que esperamos sin tregua.
Por fin en la noche y el silencio
Vemos a alguien que se acerca
Es un oficial cazador que camina
Que viene a remplazarnos
Dulcemente en la sombra, bajo la lluvia que cae
Nuestros pobres reemplazos van a buscar sus tumbas

(Estribillo)
Es una pena observar sobre las grandes avenidas
A todos esos gordos que se divierten.
Si para ellos la vida es rosa,
Para nosotros es muy distinto.
En lugar de esconderse todos esos emboscados
Mejor harían de subirse a las trincheras
Para defender sus propiedades, ya que nada tenemos
Nosotros los pobres miserables (purotins)
Todos nuestros camaradas están enterrados aquí
Para defender los bienes de estos señores.

[Estribillo 2]
Los que tienen la pasta, esos volverán
Ya que por ellos morimos.
Pero se terminó, y los soldados (trouffions = troupes)
Vamos todos a ponernos en huelga
Os tocará a vosotros señores gordos,
Subiros a la meseta.
Porque si queréis hacer la guerra
Pagadla con vuestra piel.


 Sobre ¡Puta Guerra! puedes también leer la reseña de Borja Hermoso en El País, en la que entrevista a J. Tardi.

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