sábado, 5 de junio de 2010

Encuentro con la Memoria Histórica en el I.E.S "Ruiz Gijón" de Utrera


El jueves 20 de mayo se celebró en nuestro Instituto un acto en torno a la recuperación y dignificación de la memoria de los que, defendiendo la legalidad democrática, se opusieron a una larga y represiva dictadura franquista; la memoria, la dignidad y los valores de hombres y mujeres a los que este sanguinario régimen militar asesinó, "depuró" o envió al exilio. Asitieron alumnos y alumnas de 4º de E.S.O. y de 1º de bachillerato acompañados por sus profesores. Tras un corto documental intervinieron el presidente y la secretaria general de la Asociación Guerra-Exilio (Manuel Velasco y Dolores Cabra), dos exiliadas en Francia (Mª Amparo Panabiere y Concha Ramírez), un guerrillero antifranquista (Francisco Martínez) y un represaliado de la dictadura e hijo de maestro asesinado en 1936 (Juan Antonio Velasco). Hablaron de la dureza del exilio, de la larga represión interior y de la resistencia guerrillera del interior (que hasta comienzos de los años 50 no perdió la esperanza de que los países aliados forzaran la caída del régimen militar). Asociaciones como la de Guerra-Exilio llevan muchos años re­corriendo pueblos, rescatando la memoria oral, recuperando restos de desaparecidos en fosas comunes y en enterramientos anónimos, in­tentando dibujar la geografía del si­lencio, esa Andalucía aún en som­bra donde yacen los desaparecidos en la Guerra Civil y represaliados por la dictadura franquista.
También asistimos del 1 al 4 de mayo, en Marchena, a las V Jornadas de la Asociación Dignidad y Memoria. En ellas intervino el Comisario de la Memoria Histórica para Andalucía, Juan Gallo, que recordó "la fosa de víctimas más grande de Europa Occidental", que se encuentra en San Rafael (Málaga), con 4.400 personas; o los bombardeos a la población civil de Jaén y Almería. En Andalucía no hubo Guerra Civil, afirmó Juan Gallo, hubo un genocidio: 11.644 muertos en Sevilla, casi 10.000 en Córdoba, 7.000 en Málaga, 6.000 en Huelva...
Más tarde, el profesor Leandro Álvarez comenzó recordando al destacado representante del PSOE y de la UGT Julián Besteiro, que murió en la cárcel de Carmona en 1940, y que cuando el juez acusador le preguntó dónde estaba el oro de España, respondió: "Debe usted buscarlo en las cunetas, las cárceles, en los cementerios y en el exilio". De los 200 diputados de las Cortes republicanas en el momento del golpe, más de 50 fueron asesinados y muchos emprenderían el exilio. Entre ellos destacó al socialista marchenero Mariano Moreno Mateo, del que trazó una semblanza biográfica y política.
A continuación, la primera parte de un emocionante documental sobre el exilio republicano:
El Ministerio de Cultura ha comenzado a publicar los datos de las víctimas de la Guerra Civil y Represaliados del Franquismo, uno de los mandatos más significativos de la Ley de la Memoria Histórica: facilitar el acceso a los documentos relativos a las víctimas de la Guerra Civil, el exilio y sus consecuencias y la represión durante la dictadura franquista.

miércoles, 2 de junio de 2010

Teatro y Educación


En el número del mes de enero de Cuadernos de Pedagogía, aparecía una interesante entrevista al actor y director teatral Josep María Pou, con motivo de la representación de la obra Los chicos de historia, del dramaturgo inglés Alan Bennett. En la entrevista, Pou recuerda su participación durante los años 1981 y 1982 en las actividades del Centro Nacional de Iniciación del Niño y el Adolescente al Teatro (Ceninat), una iniciativa, durante el último gobierno de UCD, del director de teatro José María Morera. Este Centro, dependiente del Ministerio de Cultura, se dedicó durante tres años, con bastante éxito, a la difusión del teatro entre la juventud y la infancia. Así, un grupo de importantes actores, entre los que estaban Manuel Galiana, Verónica Forqué, Emilio Gutiérrez Caba y el mismo Pou, representaron, en colaboración con Educación, El médico a palos de Molière, en centros de Extremadura, Baleares, Sevilla, Málaga, Madrid... El éxito de esta iniciativa residía en que tocaba aspectos muy diversos:
"Además del repertorio, llevábamos un texto explicativo, teatralizado, que explicaba en qué consiste el teatro. Era una pieza que se llamaba Hoy de Hoy de mil novecientos hoy, basada en cuentos de Antonio Robles. También íbamos acompañados por un grupo de psicólogos y pedagogos que hacían trabajo de campo... Trabajábamos tres días en cada centro. Íbamos un lunes por la mañana y nos "apoderamos" del colegio. Cada actor trabajaba con diez alumnos, les explicaba en qué consiste el teatro como juego y les pedía que propusieran un tema para convertirlo en teatro. Y a partir de ahí, les orientábamos para que su historia y sus personajes tuvieran estructura teatral. El segundo día, representábamos en el colegio El médico a palos, con una escenografía espectacular. Para muchos era la primera vez que veían teatro y les fascinaba. Al día siguiente, se mostraban los trabajos de los diez grupos de alumnos. Los chicos enseñaban a sus compañeros lo que habían hecho y se sentían muy gratificados. Algunas veces, no siempre, la compañía hacía una función en y para el barrio, normalmente para los padres de los niños que habían participado. Fue una labor fantástica, maravillosa, increíble, de buena colaboración enter el mundo de la educación y el de la cultura, que duró casi dos años. No sirvió para nada... Porque se cortó de golpe cuando el PSOE llegó al poder. Cuando pedimos explicaciones al director general de teatro, alguien importante en aquel momento, recuerdo su respuesta: los políticos buscan el éxito inmediato y aquello cosecharía resultados al cabo de unos años. Nos dijo que era más rentable emplear ese dinero en dos superproducciones en el teatro María Guerrero, que estaría lleno de gente y que los periódicos hablarían de ello".
Pou la recuerda como "una de las etapas más gratificantes de mi vida y de mayor crecimiento personal". No obstante, señala que trabajaron con la enemistad de la mayor parte de los maestros: "Algunos profesores nos acusaban de estar destrozando el sistema".
Más adelante, Pou defiende la inclusión del teatro en la escuela, indicando que "todos los centros de Inglaterra y EEUU tienen su departamento de Drama, donde hacen teatro de manera habitual, al margen de los planes de estudio, pero como actividad dentro de los centros". Y critica la tendencia en nuestro país de llevar al alumnado al teatro como si fuera de excursión, sin preparlos previamente, sin "darles información y responsabilizarles de lo que van a hacer: asistir a una representación teatral". Aún después del Ceninat, cuando un centro asistía a alguna representación teatral de su grupo de actores, "el día anterior dos o tres de nosotros nos reuníamos en el instituto con los chicos. Les contábamos de qué iba la función y por qué la hacíamos y les proponíamos hacer un coloquio con ellos, al día siguiente de verla". En la hemeroteca de El País hemos encontrado interesantes referencias a las actividades del CENINAT.
Respecto a la obra teatral Los niños de historia, ambientada en el Reino Unido thatcheriano de principios de los ochenta, plantea el debate entre dos modelos de educación: el académico y el humanista, reflejado en dos profesores, sus relaciones con los estudiantes, sus estrategias y sus concepciones sobre el sentido de la educación. Pero, como señala M. A. Essomba en su artículo ("Lo mejor y lo peor"), se trata también de las transiciones que vemos operar en esos dos profesores, cuando vislumbramos los sueños que dejaron o vieron destruidos en el pasado, sus intentos de recuperarlos y darles fuerza: "Quizás debemos aceptar que el modelo pedagógico al cual nos adscribimos no tiene tanto que ver con la historia, como con nuestra historia". Como ya adelantamos en las entradas dedicadas en este blog a la iniciación formal del joven profesorado, nuestro procesos de transición académica (hacia la universidad o hacia la docencia) pueden producirnos bloqueos que impidan una lectura más humanizada del quehacer pedagógico (como fuertes procesos de identificación con quien poco antes era nuestro "enemigo", marcando como adversario al alumnado al que hace poco pertenecíamos). Esas transiciones pueden convertirse en procesos dolorosos que nos lleven a exigir a nuestro alumnado el mismo doloroso aprendizaje; pueden dejar estancados proyectos, aspiraciones o ideas que, "desencantados", abandonamos cuando todavía no los hemos iniciado.