lunes, 24 de enero de 2011

Contra el pensamiento único: contra la supuesta urgencia de una "inevitable" reforma de las pensiones públicas

Hoy he escuchado, en Radio 3, explicar el actual debate sobre las pensiones a la economista, y profesora emérita de la Universidad Autónoma de Barcelona, Miren Etxezarreta. Os cuelgo en este post la dirección de ese programa porque la argumentación de esta profesora me parece que es un buen contraste con el que intentar desmontar el "consenso" que se ha extendido sobre lo "inevitable" de alargar la edad de jubilación en relación con la actual crisis económica. Miren Etxezarreta acaba de publicar "Qué pensiones, qué futuro" (Icaria), y en la red podéis encontrar alguna de las entrevistas en las que esta economista intenta denunciar los falsos presupuestos de esta supuesta y urgente crisis de las pensiones públicas en nuestro país. Esta economista también colabora con el seminario de economía crítica Taifa, que ha elaborado interesantes informes en torno a la crisis. En la misma línea, ya hemos comentado algunas entrevistas y artículos del profesor Viçenc Navarro. El 14 de enero publicó un artículo titulado Los errores de la sabiduría convencional sobre las pensiones
en el que respondía a un editorial del diario La Vanguardia donde se volvía a insistir en "La inevitable reforma de las pensiones". Desde ATTAC España, Alberto Garzón Espinosa también ha escrito  un interesante artículo que contribuye a demostrar que existen otras alternativas más justas y solidarias que las que intenta imponer el actual gobierno de nuestro país.

domingo, 16 de enero de 2011

Pensamiento y crisis económica

Como ha expuesto Randall Collins, en su ambicioso estudio sobre la Sociología de las filosofías (2003:521-523), existen etapas de estancamiento de la comunidad intelectual que pueden presentarse en épocas de abundancia material, de expansión de la producción cultural. No se trataría tanto de falta de calidad de las ideas o de inteligencias, sino de la estructura de las comunidades intelectuales y sus cimientos materiales. Un ejemplo sería la expansión y descentralización del mundo académico desde 1950 (y la consiguiente inflación de títulos), junto a la superposición piramidal de la producción intelectual en el campo de los mercados comerciales de la cultura popular; producción intelectual que se ha vuelto autorreflexiva e irónica, cuando no ha conducido al exhibicionismo nihilista. La desmoralización intelectual de fines del siglo XX, la crisis de los grandes relatos y la aparición del pensamiento débil serían así reflejo del “pesimismo y la duda de sí misma de la comunidad intelectual”, reflejado en el pensamiento posmoderno, enmarcado en “una ideología de productores culturales en una estructura de mercado altamente piramidal donde nada de lo que hay a primera vista parece tocar tierra firme”.
    En nuestros días, como a finales del cristianismo medieval, se darían, en interacción, tres tipos de estancamiento: una pérdida de capital cultural (marcado por la incapacidad de edificar de manera constructiva sobre los logros de los predecesores), un culto de los clásicos (reflejado en el historicismo y el academicismo de nota a pie de nuestros tiempos), y el refinamiento técnico (demasiado refinado para viajar bien al exterior). La condición estructural de nuestro campo intelectual, marcado por la proclamación del “final de las ideologías” y el “pensamiento único”, es, según Collins, la “pérdida de un centro de conflictos que se entrecruzan, pérdida del pequeño círculo de círculos en el que puedan ser focalizados nuestros debates. No es un centro de acuerdo lo que falta. Los periodos creativos intelectuales nunca lo tuvieron. Lo que se ha perdido es un nexo en el que se tensen los desacuerdos, el espacio de atención limitado que históricamente ha constituido el generador de fama creativa”.

miércoles, 12 de enero de 2011

A vueltas con la educación sexual (todavía)

En el diario El País, el martes 11 de enero aparecía, en la sección de Sociedad, varios artículos en los que se denunciaba el estado actual de la educación sexual en nuestro país. Así, como señala J. A. Aunión, según la 3ª encuesta Schering Sexualidad y anticoncepción en la juventud española, solo el 41,8% de chicas y el 35,4% de chicos de 15 a 24 años afirman haber recibido información sexual en sus centros educativos. Tras su exclusión de la Educación para la Ciudadanía, la educación sexual permanece así sometida a la ideología de los centros o de las familias, o a la voluntaria asistencia a talleres externos (que pretendidamente garantizan una asepsia científica frente a los debates morales, y que se suelen centrar más en los problemas -embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual-, que en los valores de una sexualidad libre y responsable). La educación sexual, como señalan en otro artículo R. Hurtado y A. Varela, miembros de la Federación Estatal de Planificación Familiar Estatal, "sigue siendo una asignatura pendiente": "En un momento en el que el debate sobre su conveniencia debería haberse superado, nos encontramos justificando de forma continua su necesidad". Hubo muchos intentos de "normalizar" la introducción de la educación sexual tras la dictadura, una normalización que, al menos, podría competir, en el pequeño espacio público y universalizador de la escuela, con el espacio particular de las familias o las confesiones religiosas. Con la LOGSE, y su defensa de la educación en valores a través de una "difusa" transversalidad, la educación sexual apareció de forma tímida en nuestra legislación educativa. Actualmente, sin embargo, la LOE, no incluye a la sexualidad entre las "competencias básicas" que necesitan nuestros chicos y chicas para conocerse, expresarse y relacionarse. Y la Educación para la ciudadanía, donde se le intentó dar cierto cobijo, ha quedado descafeinada y al arbitrio e ideario de los Centros. Además, la Iglesia católica española parece vivir tiempos de reconquista y evangelización misionera en nuestro país. Y para ello, cuenta con la ayuda del actual Pontífice, que, para contribuir a la actual confusión, ha condenado recientemente la supuesta "amenaza a la libertad religiosa de las familias" , a las que pretendidamente se les impone desde malvados gobiernos laicos "la participación en cursos de educación sexual o cívica que transmiten concepciones de la persona y de la vida presuntamente neutras, pero que en realidad reflejan una antropología contraria a la fe y a la recta razón". La familia cristiana, que se ha convertido últimamente en un importante agente social conservador, es presentada así como víctima de múltiples amenazas y ataques. Como señalamos antes, frente al debate público y universalizante de valores en la escuela (al menos esa es su pretensión), este modelo de familia católica pretende arrogarse el derecho paterno al adoctrinamiento de la infancia.
El grupo humorístico-musical Les Luthiers hizo una divertida sátira de la educación sexual moderna a través del cántico enclaustrado de un compositor y monje capuchino.