sábado, 30 de abril de 2011

JORNADAS POR LA MEMORIA

En torno al 1 de mayo se celebran varias actividades en torno a la Memoria Histórica en los pueblos sevillanos de Marchena y Fuentes de Andalucía.
En Fuentes se ha realizado un homenaje a las mujeres, niñas algunas, asesinadas en el verano del año 1936 por los fascistas. Se las llevaron presas a todas en un camión: Mercedes Medrano de 18 años, Josefa González de 16 años, la hija de la Polonia de 15 años, la hija de Manuel de la Melliza de 14 años... Se las llevaron hacia La Campana, pueblo vecino. Antes de llegar a él, en la finca El Aguaucho, se detuvieron y las hicieron bajar. Allí las  asesinaron a todas y arrojaron sus cuerpos a un pozo.
Por otra parte, en Marchena, la Asociación Dignidad y Memoria organiza las VI Jornadas de Dignificación y Recuperación de Memoria Histórica. Este año las actividades se centrarán en los días 1, 3 y 4 de mayo. El día 1 de mayo, a las 12:00 horas se realizará, en aplicación de la Ley de Memoria Histórica, la sustitución del rótulo de la calle Sáncho Dávila por el de Calle Enrique Iniesta Coullaut Valera. Personalmente, me hubiera gustado más sustituir el nombre del destacado falangista por el de alguna de las víctimas de la represión en Marchena, y no por alguien que representa esa mezcla tan local de andalucismo, catolicismo y paternalismo obrero.
El martes 2 de mayo, los historiadores Raúl Ruano y José Luis Gutiérrez Molina iniciarán las jornadas. Raúl Ruano hablará sobre "El anarquismo como cultura de resistencia: educación libertaria y lucha contra la pobreza". Gutiérrez Molina disertará sobre "El movimiento anarquista en Andalucía y su represión". En la Sala Municipal de Cultura a partir de las 20 horas. Nos vemos.

sábado, 16 de abril de 2011

La liga de los inquilinos


Ciudadanos de algunos barrios de Sevilla se han organizado en Ligas de Inquilinos que protestan contra el desahucio de vecinos que no pueden hacer frente a la hipoteca o al alquiler de la casa en la que habitan. También la Plataforma Ciudadana de Alternativas a la Crisis, creada el pasado 8 de abril en Sevilla, presentó un documento en el que se recogía, entre otras, la siguiente exigencia al actual gobierno:
"Actuaciones urgentes para devolver sus viviendas a los cientos de miles de familias y personas paradas y de bajas rentas que las han perdido al ser desahuciadas por entidades financieras, y adopción de normas que impidan que ninguna otra vuelva a serlo por deudas a bancos que estén obteniendo beneficios multimillonarios. Igualmente, establecimiento de moratoria que impida los desahucios sobres arrendatarios y alquilados y los cortes de energía y agua a todas aquellas personas de baja renta que se hayan visto afectadas por la crisis y hayan perdido su puesto de trabajo".
Desde la prensa, economistas como el profesor Vicenç Navarro vienen denunciado la actual Ley Hipotecaria, resultado de la excesiva influencia de la Banca sobre el Estado español. Una ley que blinda a la banca de posibles pérdidas a costa de una enorme desprotección del usuario que no puede pagar su hipoteca, algo que ha llamado incluso la atención de la prensa internacional.  Estas reivindicaciones por el acceso universal a la vivienda, y contra el desahucio de las personas con dificultades económicas, tiene ya una larga historia de luchas y resistencias. En Sevilla, durante la II República, y tras la victoria del Frente Popular en las elecciones, hubo una huelga de alquileres que dividiría a los sindicatos existentes. En 1931, al paro y los bajos salarios se unía la carestía y la escasez de la vivienda. En la capital hispalense, "los alquileres habían subido un 45 por cien desde 1914, sin que se hubiese notado un mejor acondicionamiento higiénico de las casas, en las que muchas familias vivían hacinadas en las llamadas casas de vecinos". El tema de la vivienda era uno de los más hirientes para las clases populares. En Sevilla, la llamada Liga de Inquilinos llegó en poco tiempo a tener unos 30.000 afiliados. Izquierda Republicana propuso "que el Estado autorizase al municipio a disponer de las fianzas que los inquilinos tenían que pagar a los propietarios de las viviendas y a varias compañías, como la del gas, que servirían para construir casas baratas y reducir el paro. Los comunistas querían que los alquileres se rebajasen a la mitad, que se dispensase de tres meses de pago a los afectados por las inundaciones, y que se inspeccionase si la renta que cobraban los propietarios respondían a la que tributaban a Hacienda. Al calor de este ambiente se iniciaron las ocupaciones de las casas vacía, y se celebró el acto de una Cámara de Inquilinos, en el que participaron los representantes del Frente Popular. Las conclusiones fueron llevadas en manifestación al Gobierno Civil. Éstas eran la higienización de las casas, la prohibición de desahucio en caso de paro o enfermedad, la desaparición de las fianzas, la creación del Jurado mixto de la vivienda, etc... El gobernador civil ordenó desalojar las casas ocupadas, negando cualquier personalidad jurídica a los comités de inquilinos, y menos para imponer alquileres;por ello autorizó a los propietarios a desalojar a los morosos y a no reconocer las rebajas impuestas de los alquileres. La respuesta de los inquilinos fue iniciar una huelga". El éxito de la iniciativa fue enorme, negándose a pagar casi todo el mundo. Socialistas y comunistas intentaron reconducir la cuestión, alcanzando un pacto con algunos propietarios. "Pero la CNT, en una tumultuosa asamblea celebrada en la plaza de toros, se negó a aceptar el acuerdo... El nuevo gobernador civil, recién llegado para poner orden en la ciudad, mandó a los guardias de asalto que disolviesen las manifestaciones diarias contra los caseros, y ordenó a los bomberos que retirasen todas las pancartas relativas al conflicto, encontrándose con que ambos le comunicaron que no podían obedecerlo porque ellos también eran inquilinos y estaban de huelga". Las amenazas del gobernador acabaron, no obstante, con esta respuesta.
Fuentes: J. M. Macarro Vera, La Sevilla Republicana, y "Sindicatos y organizaciones obreras en la Segunda República"; Ángeles González Fernández, "Unos difíciles comienzos: el obrerismo organizado de la Restauración a la Dictadura de Primo de Rivera" en Leandro Álvarez y Encarnación Lemus (Coords.), Sindicatos y Trabajadores en Sevilla, Universidad de Sevilla y Fundación El Monte, Sevilla, 2000. Gracias a Pepe Montaño por su ayuda.
Este es un artículo de la época (04/04/1933) en el diario ABC sobre la Liga de Inquilinos (ver especialmente las ilustraciones).

viernes, 15 de abril de 2011

Nietzsche y la política

En la página de Rebelión hemos encontrado una interesante entrevista a Nicolás Alberto González Varela En esta entrevista se denuncia el expurgo histórico y político de la obra de Nietzsche por parte del campo académico filosófico, así como los sucesivos intentos de "depuración" por filósofos como Heidegger, Deleuze o Bataille, que situaron los conceptos nietzscheanos fuera de todo nexo con el mundo histórico-social en el que surgieron. Se desmiente también en la entrevista la leyenda de la nazificación de la obra de Nietzsche a cargo de su hermana Elisabeth, que más bien suavizó algunas de las afirmaciones del pensador, admirador de Bismark y Napoleón III, y enemigo de socialismo y el anarquismo. También grandes historiadores sociales o de las ideas, como Eric Hobsbawm o Norbert Elias, han situado a Nietzsche en la gran corriente reaccionaria que desembocó en el fascismo europeo: "La filosofía de Nietzsche se desarrolló en contraposición polémica y mortal contra el socialismo. Su pathos es el horror a la nivelación política, social y cultural de Europa. Es la filosofía de combate reaccionaria contra el modernismo, la democracia, la nacionalización de las masas y el comunismo". La crítica de Nietzsche a la modernidad burguesa o a la moral tradicional es de orientación opuesta a una visión progresista o de izquierdas.
Sobre la inclusión de Nietzsche en la tríada de maestros de la sospecha (junto a Marx y Freud), González Varela señala en la entrevista que "es un gigantesco malentendido", algo que no se sostiene textualmente:
"En realidad Nietzsche es el "Anti Marx", no sólo desde su obra escrita sino en su praxis, en su vida. El malentendido no es nuevo: ya se intentó hacer una amalgama entre Nietzsche y Marx a fines del siglo XIX, en círculos anarquistas e incluso en sectores juveniles de la socialdemocracia alemana. ¡Hasta los mismos bolcheviques! Dentro de la corriente del marxismo ruso de principios del siglo XX Lunacharski, adversario de Lenin dentro del bolchevismo, luego Comisario para la Educación de la joven URSS, intentó sin éxito buscar puntos de contacto entre Nietzsche y Marx. Creo que fue el primer nietzscheano de izquierda de la historia... La amalgama no es nueva. Salvo forzándolos o travistiendo sus teorías y praxis es posible encontrar denominadores comunes. Pero parece que es una tarea de Sísifo que los intelectuales acometen con empeño, lo mismo se ha intentado con Heidegger o Carl Schmitt.  Pero esa tríada (Marx, Nietzsche y Freud) es esquemática, forzada y arbitraria, una genealogía insostenible. Pero de moda y simpática. Así es el mercado de las ideas intelectuales".
El sociólogo francés P. Bourdieu, en su libro La ontología política de M. Heidegger (Paidós, 1991), ya advirtió de la necesidad de abandonar la oposición entre una lectura política y filosófica. Frente a los "guardianes de la forma" que consideran vulgar o sacrílego cualquier enfoque que no sea la meditación interna de la obra, Bourdieu rechazaba, en su análisis de la obra de otro pensador reaccionario como Heidegger, tanto "la pretensión de autonomía absoluta del texto filosófico" y su rechazo a toda referencia externa (al campo político), como "la reducción directa del texto a las condiciones más generales de su producción". La diferencia, respecto al caso de Nietzsche, es que en Heidegger se observa quizás una más disimulada elaboración filosófica de sus tomas de posición ético-políticas. La formalización filosófica puede volver así irreconocible "la relación entre el producto final (la obra filosófica) y los determinantes sociales que están en su base". Como señala Bourdieu, la radicalidad de la que hacen gala estos dos pensadores, "provee su más inatacable justificación del conformismo": "Hacer de la alienación ontológica el fundamento de toda alienación es, si se puede decir, banalizar y desrealizar a la vez la alienación económica y el discurso sobre esta alienación por una superación radical, pero ficticia, de toda superación revolucionaria"