sábado, 19 de septiembre de 2009

Ética Marica

El 29 de enero de 2008 murió el joven filósofo y activista Paco Vidarte. Su último ensayo, titulado Ética Marica, es una incitación al activismo contra las formas de desprecio que sufren las minorías sexuales, una búsqueda de valores innovadores y contra-normativos en la línea de los movimientos de liberación sexual y Queer.
Aquí tenéis un interesante fragmento de su último libro:
"Si algo así como una Ética LGTBQ es pensable y deseable, ha de partir del hecho de que la lucha contra la homofobia no puede darse aisladamente haciendo abstracción del resto de injusticias sociales y de discriminaciones, sino que la lucha contra la homofobia sólo es posible y realmente eficaz dentro de una constelación de luchas conjuntas solidarias en contra de cualquier forma de opresión, marginación, persecución y discriminación. Repito. No por caridad. No porque se nos exija ser más buena gente que nadie. No porque tengamos que ser Supermaricas. Sino porque la homofobia, como forma sistémica de opresión, forma un entramado muy tupido con el resto de formas de opresión, está imbricado con ellas, articulado con ellas de tal modo que, si tiras de un extremo, el nudo se aprieta por el otro, y si aflojas un cabo, tensas otro. Si una mujer es maltratada, ello repercute en la homofobia de la sociedad. Si una marica es apedreada, ello repercute en el racismo de la sociedad. Si un obrero es explotado por su patrón, ello repercute en la misoginia de la sociedad. Si un negro es agredido por unos nazis, ello repercute en la transfobia de la sociedad. Si un niño es bautizado, ello repercute en la lesbofobia de la sociedad”.
Paco Vidarte, Ética Marica, Egales, Madrid 2007, p. 169

Nota: Pinchando sobre sus títulos (Homografías y Extravíos), podéis descargar y leer dos de sus obras más populares , escritas en colaboración con Ricardo Llamas.
Como prometí, aquí tenéis una reseña más detallada del libro "Ética marica"

Paco Vidarte, Ética Marica. Proclamas libertarias para una militancia LGTBQ, Egales, Madrid-Barcelona, 2007, 177 pp.

El proyecto inicial de este libro era escolar, un manual para las aulas de la ESO. Pero acabó convirtiéndose en otra cosa, en un intento por provocar un “chispazo” que interrumpiera la decadencia de un movimiento emancipatorio complejo pero imprescindible, el de lesbianas, gays, transexuales, bisexuales y queers (LGTBQ). Tras la criminal represión franquista y las difíciles luchas y las renuncias del miedo durante la Transición, los recientes avances legislativos se han utilizado como elemento de desmovilización política. Desmovilización y aceptación resignada o agradecida de una política que -como señalaba Paco Vidarte- desde el paternalismo o el argumento del miedo, “anda calculando lo que la sociedad está dispuesta y preparada para aguantar, soportar, albergar y recibir en lo referente a derechos y libertades”. Una política que gestiona nuestros derechos, “para que de aquí a cien años se produzca una cierta nivelación”, exigiendo además gratitud y reconocimiento cuando todavía sigue manteniendo las situaciones de opresión objetivas, cuando siguen legitimando los intocables privilegios legales de las mayorías oligárquicas, sexuales, religiosas. En nuestra sociedad, y en nuestras aulas -lo siguen mostrando las encuestas y estudios-, no existe esa “normalidad” o equiparación de derechos de las distintas formas de orientación sexual o de deseo. Como ha sucedido en el campo del feminismo y la igualdad de género, se da por superada una lucha y una movilización que no ha hecho sino empezar, y que debe enfrentarse a “caraperro” para conquistar la posibilidad de vivir el propio cuerpo, el propio deseo. Sin pedir permiso, sin hacerse “aceptable”, sin temor a hacerse muy visible y molesto a la moral homofóbica, patriarcal y familiarista todavía dominante en nuestra sociedad.
Como indicaba Vidarte, nuestro código de valores, todo lo que hacemos y pensamos, “siempre lo medimos a la luz de planteamientos y propuestas éticas heteronormativas, procedentes de ámbitos tan homófobos como la iglesia, la filosofía, la escuela, la política, el cine...”. Por ello es necesaria una Ética marica: Una Ética alternativa de minorías frente a las éticas pretendidamente universalistas que encubren, en muchas ocasiones, los intereses de la mayoría dominante. “Una Ética emancipadora que obedezca a los intereses de una minoría oprimida, contra la monolítica representación de unos intereses comunes en los que unos pocos ya no nos reconocemos”. “Una Ética hecha por nosotros y para nosotros, autónoma y no deudora de valores, situaciones y contextos que no son nuestros”. Una Ética que recupere “la solidaridad de los oprimidos, discriminados y perseguidos”. Y aquí, convendría recordar que “todos somos a la vez marginados y opresores. Y ese es el núcleo del poder y la fuerza del sistema”. Además, la solidaridad no es una cuestión de “buena conciencia”, sino que es “una actividad sistémica, desestabilizadora y de conflicto”. ”Se acabó el buen rollo”, proclamaba Vidarte, se acabó “callarse y agachar la cabeza, pasar desapercibidos y desocupar la escena social”.
Una Ética marica debe recoger la diversidad del movimiento LGTBQ, debe permitir e impulsar a actuar, a reaccionar, a convertirnos en sujetos políticos. Actuar, afirmaba provocativamente Vidarte, sin pensar, “como pollos sin cabeza”, para evitar a los que siempre piden que seamos “razonables y prudentes”; a los que identifican razón con honestidad, verdad y coherencia, “cuando el pensamiento heterosexista nos obliga a la mentira, la incongruencia, la contradicción para mantenernos a flote”. Una invitación a actuar que expresaba así Vidarte: “Bate las alas antes de saber qué narices te ha crecido en la espalda, antes de saber qué es volar y si hay una relación entre el tener alas y volar”.
José B. Seoane Cegarra

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