sábado, 16 de abril de 2011

La liga de los inquilinos


Ciudadanos de algunos barrios de Sevilla se han organizado en Ligas de Inquilinos que protestan contra el desahucio de vecinos que no pueden hacer frente a la hipoteca o al alquiler de la casa en la que habitan. También la Plataforma Ciudadana de Alternativas a la Crisis, creada el pasado 8 de abril en Sevilla, presentó un documento en el que se recogía, entre otras, la siguiente exigencia al actual gobierno:
"Actuaciones urgentes para devolver sus viviendas a los cientos de miles de familias y personas paradas y de bajas rentas que las han perdido al ser desahuciadas por entidades financieras, y adopción de normas que impidan que ninguna otra vuelva a serlo por deudas a bancos que estén obteniendo beneficios multimillonarios. Igualmente, establecimiento de moratoria que impida los desahucios sobres arrendatarios y alquilados y los cortes de energía y agua a todas aquellas personas de baja renta que se hayan visto afectadas por la crisis y hayan perdido su puesto de trabajo".
Desde la prensa, economistas como el profesor Vicenç Navarro vienen denunciado la actual Ley Hipotecaria, resultado de la excesiva influencia de la Banca sobre el Estado español. Una ley que blinda a la banca de posibles pérdidas a costa de una enorme desprotección del usuario que no puede pagar su hipoteca, algo que ha llamado incluso la atención de la prensa internacional.  Estas reivindicaciones por el acceso universal a la vivienda, y contra el desahucio de las personas con dificultades económicas, tiene ya una larga historia de luchas y resistencias. En Sevilla, durante la II República, y tras la victoria del Frente Popular en las elecciones, hubo una huelga de alquileres que dividiría a los sindicatos existentes. En 1931, al paro y los bajos salarios se unía la carestía y la escasez de la vivienda. En la capital hispalense, "los alquileres habían subido un 45 por cien desde 1914, sin que se hubiese notado un mejor acondicionamiento higiénico de las casas, en las que muchas familias vivían hacinadas en las llamadas casas de vecinos". El tema de la vivienda era uno de los más hirientes para las clases populares. En Sevilla, la llamada Liga de Inquilinos llegó en poco tiempo a tener unos 30.000 afiliados. Izquierda Republicana propuso "que el Estado autorizase al municipio a disponer de las fianzas que los inquilinos tenían que pagar a los propietarios de las viviendas y a varias compañías, como la del gas, que servirían para construir casas baratas y reducir el paro. Los comunistas querían que los alquileres se rebajasen a la mitad, que se dispensase de tres meses de pago a los afectados por las inundaciones, y que se inspeccionase si la renta que cobraban los propietarios respondían a la que tributaban a Hacienda. Al calor de este ambiente se iniciaron las ocupaciones de las casas vacía, y se celebró el acto de una Cámara de Inquilinos, en el que participaron los representantes del Frente Popular. Las conclusiones fueron llevadas en manifestación al Gobierno Civil. Éstas eran la higienización de las casas, la prohibición de desahucio en caso de paro o enfermedad, la desaparición de las fianzas, la creación del Jurado mixto de la vivienda, etc... El gobernador civil ordenó desalojar las casas ocupadas, negando cualquier personalidad jurídica a los comités de inquilinos, y menos para imponer alquileres;por ello autorizó a los propietarios a desalojar a los morosos y a no reconocer las rebajas impuestas de los alquileres. La respuesta de los inquilinos fue iniciar una huelga". El éxito de la iniciativa fue enorme, negándose a pagar casi todo el mundo. Socialistas y comunistas intentaron reconducir la cuestión, alcanzando un pacto con algunos propietarios. "Pero la CNT, en una tumultuosa asamblea celebrada en la plaza de toros, se negó a aceptar el acuerdo... El nuevo gobernador civil, recién llegado para poner orden en la ciudad, mandó a los guardias de asalto que disolviesen las manifestaciones diarias contra los caseros, y ordenó a los bomberos que retirasen todas las pancartas relativas al conflicto, encontrándose con que ambos le comunicaron que no podían obedecerlo porque ellos también eran inquilinos y estaban de huelga". Las amenazas del gobernador acabaron, no obstante, con esta respuesta.
Fuentes: J. M. Macarro Vera, La Sevilla Republicana, y "Sindicatos y organizaciones obreras en la Segunda República"; Ángeles González Fernández, "Unos difíciles comienzos: el obrerismo organizado de la Restauración a la Dictadura de Primo de Rivera" en Leandro Álvarez y Encarnación Lemus (Coords.), Sindicatos y Trabajadores en Sevilla, Universidad de Sevilla y Fundación El Monte, Sevilla, 2000. Gracias a Pepe Montaño por su ayuda.
Este es un artículo de la época (04/04/1933) en el diario ABC sobre la Liga de Inquilinos (ver especialmente las ilustraciones).

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