martes, 23 de febrero de 2010

El mundo digital: Nuevas prácticas lectoras y de escritura


Durante el tiempo en el que he estado escribiendo en este blog he ido pensando en las diferentes prácticas de escritura y lectura que conlleva este mundo digital (frente al del libro o la imprenta). Por un lado su fluidez, la posibilidad de ir recogiendo pinceladas de actualidad, notas, reflexiones que quedan colgadas en un espacio virtual abierto a la comunicación. Por otro, el poder ver el proceso de trabajo (work in progress) que vamos realizando a partir de una idea (a veces en torno a una etiqueta), que va creciendo, va tomando forma y acumulando materiales hasta poder llegar a algo más sistemático y ordenado. Este medio digital tiene también, no obstante, algunas limitaciones: la dependencia de los grandes servidores de internet, la falta de pluralidad e interconexión entre las distintas plataformas digitales, o las dificultades en la posibilidad de modificar el diseño de los programas (las trabas contra el software libre). El escritor Jesús Ferrero escribía hace poco en El País (19 febrero 2010) sobre el mundo que están configurando las técnicas digitales. Un mundo en el que el sistema de valoración y de jerarquías anteriores está cambiando, donde pasamos de "las cordilleras contrastadas del universo Gutenberg a las casi infinitas planicies igualitarias de internet". Ya no existe el filtro del editor y la edición en papel para que algo salga al espacio de los lectores o la comunicación. Pero, además, el medio digital favorece otra forma de narración, "una nueva forma de condensar e informar, una alteración en las maneras de argumentar y organizar los elementos narrativos". Algo que, como recuerda Ferrero, no es nuevo: con la aparición de la imprenta ya se produjo una transformación parecida, un proceso de nivelación e igualación frente a las anteriores formas de acceso a la información o la cultura. Igual que ahora andamos perdidos en el universo digital, con el invento de Gutenberg también quedamos prendidos en el mundo virtual de las novelas de caballerías (Don Quijote) o las novelas románticas (Madame Bovary). Es curioso recordar las advertencias de los higienistas del siglo XIX sobre los peligros de la lectura de novelas para los jóvenes, especialmente para la "excitable" sensibilidad emotiva de las chicas.
Deberíamos comprender el peso de estas transformaciones en las prácticas lectoras y de escritura en nuestro alumnado, para ayudarles (o en ocasiones a que nos ayuden) a expresarnos, a crear y dar sentido y orientación al flujo de información que nos rodea. Deberíamos evitar caer en la mera acumulación de materiales, sin elaboración o reflexión posterior (peligro en el que he temido siempre tropezar escribiendo este blog). La amplia y fluida diversidad de materiales que manejamos no debería hacernos confundir la rica experiencia de combinarlos (sin aislar lo "culto" y lo "popular", lo cotidiano y lo trascendente), con una banalización general de la cultura y la educación.

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